miércoles, 7 de noviembre de 2007

La gente me cuenta..

Ya llevo casi un mes por estas tierras, ya un poco más habituada a este ambiente, a este ritmo de vida y también a su gente. Aun así me sigo sorprendiendo por muchas cosas que voy conociendo gracias al proyecto.
Andamos visitando las comunidades rurales con el fin de levantar cierta información relativa a la realidad de las familias y tratar temas relacionados con la educación, la salud, los ingresos, la migración..

De esta forma tengo la suerte de poder hablar en primera persona con los vecinos de las comunidades, que me cuentan su realidad, la cantidad de miembros en la familia, los apuros económicos que deben pasar pues cuando voy haciendo cuentas calculo que a penas con el sueldo de un agricultor que trabaja “ajeno” (tierras de otros), se ha de mantener una familia de hasta 11 y 12 miembros. En estos casos se llegan a reunir padres, hijos, nueras, yernos, nietos y hasta bisnietos.. todos bajo el mismo techo y compartiendo las debilidades del día a día...
Y si no trabajan más miembros de la familia, es porque no hay dónde…

Muchos de los hijos ayudan al papá que cuenta con tierras, en el pedacito de milpa con el que se alimenta todo el hogar.. si quiera les da para vender, les toca incluso trabajar para otros para, a modo de trueque, poder cubrir los gastos de los fertilizantes..

A veces nos esconden su dependencia de los ingresos que llegan desde los Estados Unidos, que en muchas ocasiones son los que de verdad sustentan la familia,.. por ello su gran debilidad. Y son tantos los casos de papás que marchan al extranjero y dejan a los hijos con los abuelos... muchos, algunos niños si quiera recuerdan a sus verdaderos padres, a los que a veces solo conocen si es que al fin deciden seguir el mismo camino y emigrar en busca de otra suerte.

Las debilidades aquí se acentúan por la falta de trabajo especialmente.. no hay quien contrate, no hay a penas producción más que de subsistencia.. y los sueldos de jornalero tampoco dan para mucho, a penas nada.
Las opciones se reducen... así es como los jóvenes solo ven su futuro lejos de aquí. Algunos me han contado sus travesías, lo duro que pudo ser llegar hasta México para después ser deportado... Otros me hablan de sus ganas de mejorar su calidad de vida... marchando, claro. Y no sé si atreverme a contarles que lo que les espera allá fuera no siempre mejora su realidad de acá.

En el camino lo pierden todo... mucho de todo que tienen invertido en un sueño tan irreal. Pero todos dicen tener a alguien allá afuera que les espera; y probablemente desde allá no les cuenten por vergüenza que la vida no es tan sencilla como pensaban. Los jóvenes se marchan y el país se queda a la espera de ver quiénes serán las generaciones futuras que arranquen el motor productivo de este país que comenzó a caminar como cangrejo tras en destructivo huracán Mitch. Han pasado muchos años, pero la gente lo sigue recordando... casi con fecha en calendario (del 30 de octubre al 1º de noviembre).
Fue una fecha que los marcó muchísimo.. todo se cuenta en relación al Mitch.. un año antes, dos años después.. y eso demuestra que la gente no recuerda fechas ni cifras, solo las grandes catástrofes como un huracán o la guerra con El Salvador (especialmente la gente de esta región sur que linda con este país), que son lo que realmente marca y condiciona sus vidas.

Y lo viven como una mala suerte que les tocó aceptar... sin pensar que solo los más débiles fueron realmente las grandes víctimas de esta catástrofe, quizá no tan natural como se dice.
De nuevo ellos, los más excluidos, recibieron el golpe.

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