martes, 30 de octubre de 2007

Invierno en Honduras..

Acá cae la noche demasiado temprano.
Y llueve.

Llueve en esta estación que cada año se lleva consigo a varias víctimas que por la inseguridad de los terrenos, los derrumbes, el desbordamiento de ríos o qué más pudiera ser.. se marchan con el invierno.
Parece que en esta parte del mundo todo llega de modo desproporcional: la lluvia solo cae durante tres meses al año, pero a borbotones; el viento llega repentinamente y a modo de vendaval; el calor, casi por goteo pero especialmente en la estación seca, los presupuestos que parece siempre van a parar a las mismas arcas, o incluso la ayuda en cooperación al desarrollo que, por prioridades políticas o porque cierta región salió en las noticias, siempre la absorven las mismas zonas empobrecidas.

Nacaome queda al sur, al sur de un país del sur, donde la gente a penas muere de hambre, pero sí indirectamente por todo lo que las carencias llevan consigo.
¿Enfermedades? Casi una por casa (malaria, dengue, leshmaniasis).
¿Trabajo? Para muchos a penas cultivar maíz para comer tortillas en la casa.
¿Hijos? La mitad ya viven en el extranjero.. buscando alternativas a un estado de desesperanza en el que muchos deciden emprender la aventura de enfrentarse a las fronteras de otros latinoamericanos que les siguen cerrando fronteras (Guatemala, Mexico). La migración genera tal dependencia en los que se quedan acá, que muchos al fin quedan definitivamente abandonados en el olvido cuando el que marchó decide, tras varios años, que su vida ya cambió de destino. Deja a los suyos atrás, en Honduras, aquellos que viven contando días porque llegue final de mes y recoger un pellizquito en el banco de turno… otro que vive de los que menos tienen.

¿Las grandes perjudicadas? Ellas.
Las que esperan, las que crían, las que alimentan, cuidan, y sueñan con tener una familia sencilla que pueda pasar tiempo junta, sin apuros especiales, y sin excesos. Ellas que esperan hasta que nunca llega…
¿Su destino? Cuidar a otros hombrecitos que quizá como el papá seguirán el rol machista de abusar del género femenino que a cuestas lleva el desarrollo del país.
Acá las mujeres son luchadoras, son un ejemplo a seguir, pues a pesar de su humildad, de su desgracia, no caen en el camino sino que absorven todo el dolor, todo el trabajo y aun sonriendo son capaces de darles a sus hijos las mayores esperanzas para avanzar.
Muchas de ellas sueñan también con estudiar. Son conscientes de la necesidad del liderazgo de las mujeres en un país que camina con soga al cuello, y guiado por manos macabras como las de un norte insensato, inconsciente del sacrificio que supone su imposición económica. Los tratados de libre comercio serán quizá la última puerta que se cierren… al menos por el momento.

Y la vida sigue… y sigue lloviendo.

3 comentarios:

Estrella dijo...

Dios mio cuánta injusticia ¿no? Si que tienen mucho coraje desde luego, muchos de aquí nos ahogaríamos con menos de la mitad y en ellos creo que me incluyo yo. ¿Cómo va por alli? ¿Qué haces exactamente? Muchos besos Ali!

optimus dijo...

y existen muchos paises con personas que viven las mismas o incluso peores situaciones, la sensibilizacion al respecto contribuye en menguar poco a poco la injusticia y reclamar la falta de sana gestion por parte de los encargados en disminuir la pobreza del mundo...pero claro ellos tienen el poder...¿que hacer entonces?

Jose A.Bonilla dijo...

Jose A.Bonilla,dice soy uno de los muchos hondurenos que salimos en busca de mejoras para nuestras familias,pero aun estamos fuera porque no hemos cumplidos nuestras metas.pero me da mucho gusto que personas como tu nos imformen sobre lo que pasa en nuestras comunidades y eso muy importante.soy de aramecina valle